El autor tardío que compuso este libro, valiéndose de materiales existentes, se guió por el principio del simplificar. Lo que según muchos fue una penetración lenta y desigual está persentado como un esfuerzo colectivo bajo una dirección unificada: todo el pueblo a las órdenes de un jefe supremo e inmediato, Josué.
La tarea asignada en el libro a Josué es conquistar toda la tierra y repartirla entre todas las tribus. En otros términos, el paso del régimen seminomádico al sedentario, de una cultura pastoral y trashumante a una cultura agraria y urbana. Un proceso lento, quizá secular, se reduce narrativamente a un impulso bélico y un reparto único. Una penetración militar, una campaña al sur y otra al norte, y la conquista está concluida en pocos capítulos. En un par de sesiones, el catastro queda terminado.
Para la génesis del presente libro véase la introducción general al Deuteronomista y el comentario a algunos capítulos.
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