domingo, 18 de junio de 2017

JOSUÉ Y JUECES. INTRODUCCIÓN. MÉTODO DE TRABAJO.

El Deuteronomista unifica materiales preexistentes en un esquema simplificado. Acoge textos ya elaborados por la tradición y echa sobre ellos una red de mallas anchas. Los hilos, paralelos y perpendiculares de esa red serían:

a) Reflexiones del autor, que pone en boca de sus personajes o pronuncia con autoridad de narrador.

b) Palabras divinas que prometen o amonestan. Entre las mallas se escapan o se delatan los materiales aprisionados.

A) Moisés (Dt 29,1-28; 30,1-6); Josué (Jos 23); Samuel (! Sm 12); David (2 Sm 23,1-7; 1 Re 2,2-4); Salomón (1 Re 8,23-53); el autor: para el reino septentrional (2 Re 17,7-23); para el meridional (2 Re 21,10-15).

B) Prescindiendo de la misión de Misión y Josué, los mensajes divinos jalonan la historia; pocas veces pronunciados directamente por el Señor, de ordinario transmitidos por medio de algún profeta. Al pueblo pecador (Jue 2,1; 10,11); a Gedeón (6,8); a Manoj, padre de Sansón (Jue 13); a Samuel (1 Sm 3); a Saul (1 Sm 28); Natán a David (2 Sm 7 y 12); a Salomón (1 Re 3 y 9; 11,11-13). Ajías a Jeroboán (1 Re 11,29-39 y 14,1-11); Semayas a Roboán (12,23-24); un profeta de Judá a Jeroboán (1 Re 13); Jehú a Basá (1 Re 16,1-4); ciclos paralelos de Elías y Eliseo (1 Re 17 a 2 Re 13); Miqueas ben Yimla (1 Re 21); Jonás a Jeroboán II (2 Re 14,25); Isaías a Ezequías (2 Re 19-20); Julda a Josías (2 Re 22,14-20). Es curioso y extraño que en la serie no figure Oseas, Amón, Miqueas ni Jeremías.

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